En general, el siglo XVI había sido un periodo de expansión económica que llevó a los concejos municipales a embarcarse en diversas obras, mejoras de servicios o construcción de edificios, que les abocó a un progresivo y excesivo endeudamiento. “Favorecidos por el auge económico del Quinientos, los concejos alumbraron significativos proyectos en su afán de transformar las relaciones entre el hombre y el paisaje, potenciar las actividades económicas o manifestar su poder público. El progresivo endeudamiento generado por esta gestión provocó la quiebra de las haciendas municipales en el Seiscientos”(1).
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Protocolos de Pedro Polo de 1614 |
La situación precedente no era diferente en el municipio de Alcañiz, sirviendo como ejemplo el hecho de que “los visitadores de la Orden de Calatrava constataban en 1590 que la villa de Alcañiz había aplicado sisas contra la normativa foral y sin licencia del rey”(2), o que sólo a finales de 1602 y principios de 1603(3) se había endeudado a través de esos instrumentos financieros en más de 17.500 libras jaquesas que representaba algo más del 20% de su deuda total.