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En este blog puedes encontrar información sobre diferentes temas relacionados con Valdealgorfa: historia, cultura, medio natural, o cualquier otro que pueda ser considerado de interés.

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viernes, 25 de agosto de 2017

La población de Valdealgorfa hasta el año 1500



Es difícil vaticinar el camino seguido por la población valdealgorfana desde el punto donde lo dejamos, allá por el cambio de Era, hace 2000 años, dado que los vestigios arqueológicos no permiten mayores aproximaciones. Es de suponer que el núcleo de población que dejamos allá, en las Peñas del Choto, siguiera su camino sin grandes alteraciones, permanente o interrumpidamente, pues ni su volumen ni los recursos territoriales disponibles lo deberían permitir, subsistiendo, con grandes dificultades, durante los primeros mil años de nuestra Era.

Lo escaso de este colectivo humano no impidió que el nombre del pueblo se mantuviera e incluso que se adaptara a los modelos árabes transitando a duras penas a lo largo de los tiempos de ocupación musulmana hasta llegar a los albores de la Reconquista. Desconocemos también si, durante todo este tiempo, la población era estable, como aquella que hasta nuestros tiempos hemos conocido como “masogueros”, o los asuntos agrícolas se atendían por habitantes de la metrópoli alcañizana.

Preámbulo de las Cortes de Tamarite de 1375

El proceso conquistador, que no terminó hasta mediados del siglo XIII, trajo consigo la aportación de nuevos contingentes humanos que se fueron asentando en el territorio, creciendo al mismo ritmo que el proceso roturador o lo que es lo mismo al tiempo que crecían los recursos disponibles. Hacia finales de siglo, en 1289, no figuraba titular eclesiástico en Valdealgorfa ni la localidad como tal pagaba décimas por lo que puede entenderse que la entidad de la población era escasa o que en este momento, los valdealgorfanos eran nominalmente alcañizanos. Puede deducirse que los nuevos repobladores terminaron de asentarse y tomar conciencia como unidad de población entrado ya el siglo XIV. 

sábado, 19 de agosto de 2017

La Segunda Guerra Carlista


La Primera Guerra Carlista había terminado con el fracaso de hacerse con la corona española Carlos María Isidro, el pretendiente Carlos V, hermano de Fernando VII. Su hijo, Carlos de Borbón y Braganza, conde de Montemolín, volvió por sus fueros.

Tras la Primera Guerra Carlista, Carlos de Borbón y Braganza, conde de Montemolín, hijo de Carlos V, continuó con las aspiraciones de su padre, sobre todo tras el fracasado matrimonio con su prima hermana, Isabel II, matrimonio que no llegó a producirse.

Zona de "las Vales", nombrada en los documentos
En Cataluña habían persistido algunas partidas carlistas, que más podrían ser llamados bandoleros que guerrilleros, conflictos que, por extensión, se desarrollaban también en esta zona del Bajo Aragón. En este contexto, siendo negado por algunos historiadores el concepto de auténtica guerra carlista y reducido al ámbito catalán conocido con el nombre de Guerra dels Matiners (septiembre de 1846-mayo de1849), prefiero seguir llamando Segunda Guerra Carlista al periodo que comprende los conflictos esporádicos aislados e inconexos habidos en esta zona, que se desarrollaron en el periodo comprendido entre 1844 y la revuelta de 1855, que afectaron especialmente al Bajo Aragón.

Mayo de 1844.- “El día 28, a las 4 de la mañana, salió de todos los pueblos circunvecinos un somaten general con varias partidas de nuestro valiente ejército dirigido por el comandante don N. Francés, del batallón que opera en este partido, habiendo batido todos los valles de la derecha del rio Guadalope para capturar una partida de catorce facciosos que hacían mil males por el término de esta ciudad; pero a pesar de la buena dirección de la batida, no se pudo conseguir el objeto, porque sin duda, sabedores los forajidos se vinieron más acá de la línea del Somaten”(1).

viernes, 11 de agosto de 2017

Las balsas anchas


El término de Valdealgorfa, además de alejado de las corrientes fluviales, es precario en lluvias, donde no suelen superar los 375 mm. anuales, siendo escasos también los días en que se producen, predominando las lluvias torrenciales. Esta climatología le confiere al territorio una acusada continentalidad, acentuando todavía más la sequedad el predominante viento del Noroeste, el Cierzo.

En este ambiente totalmente de secano, ha sido necesario recoger hasta la última gota de lluvia y, para ello, se han desarrollado distintos sistemas de recogida y almacenamiento: agüeras, cullas, basurros, balsas estrechas y balsas anchas, que han constituido también la base para la articulación del territorio.

Las balsas anchas, a las que hoy me refiero en este artículo, bien distribuidas a lo largo y ancho del término municipal de manera que cubrían en todo caso las necesidades de los ganados en su continuo deambular por el territorio(1), han sido fundamentales para el sustento de la ganadería extensiva o tradicional. El mantenimiento era realizado por ganaderos y pastores, cuando no por el propio municipio, teniendo constancia dicumental de acuerdos realizados para tal fin entre el municipio y los titulares de los rebaños(2).

En el número 14 de la desaparecida revista Garvín, en 2007 y hoy en la red, https://es.wikiloc.com, se propone “la Ruta de las Balsas de Valdealgorfa”, que os invito a realizar para descubrirlas, disfrutando a la vez de un magnífico paseo por los alrededores. Veamos cuáles son esas balsas y las principales referencias históricas de que tenemos noticia:

Las balsas, dentro del término municipal de Valdealgorfa

sábado, 5 de agosto de 2017

Plantas de nuestro entorno: El coscojo


El coscojo, Quercus coccifera L., es otra de las plantas omnipresentes en nuestro término municipal. Especie propia de terrenos secos y soleados, pertenece a la familia de las Fagáceas, representada aquí por tres especies pertenecientes a un único género, Quercus, el mismo al que pertenecen el haya, el castaño, la carrasca y el roble.

La primera parte de su nombre científico, Quercus, hace referencia al nombre que los romanos daban al roble, aunque proviene del celta, de cuya misma familia forma parte y la segunda, coccifera, a una cochinilla o chinche (coccum) que se encuentra frecuentemente en esta planta, de la que antiguamente se obtenía un colorante rojizo, el carmesí, por lo que literalmente su nombre significa “roble portador de cochinillas”.

Se trata de un arbusto leñoso que puede alcanzar más de dos metros de altura, de hojas persistentes, coriáceas, dentado-espinosas, verde oscuras por el haz y verde amarillentas por el envés. Sus frutos, las bellotas, son de color castaño cuando están maduras, insertas en una cúpula o especie de dedal con escamas espinescentes.