Poco hay que añadir a lo escrito hasta la fecha para conocer la historia de la construcción o reedificación de un nuevo templo para Valdealgorfa acorde con los tiempos. Baste con consultar la bibliografía que se indica (1) para que el asunto quede lo suficientemente claro, pero insistiré en algún detalle curioso que justifique la redacción de este artículo.
La primitiva iglesia parroquial de Valdealgorfa, edificada con toda probabilidad en el siglo XIV, se iba quedando pequeña. A mediados del siglo XVI se construyó una capilla aneja que diera desahogo al pequeño templo. También por esta época se realizaron reparaciones indispensables, se le dotó de un nuevo altar mayor (1548), se compró o mejoró el órgano y se adquirió un reloj de torre (1550), se colocaron nuevas puertas (1560) y se revocó interiormente de blanco y negro para mayor decencia.
Pero, a pesar de lo anterior, el mantenimiento del templo, responsabilidad de los jurados de Alcañiz como colectores de primicias, no recibía la atención que merecía y había llegado a un estado lamentable. A principios del siglo XVII “el pueblo y clero se quejaba en Santa Visita de que el templo se llovia y filtraba el agua del cementerio contiguo, el campanario no tenía puertas, las ventanas se hallaban sin claraboyas y el esconjurador de tronadas no tenia un sitio a propósito y cómodo para el capellán encargado”.