Si en otras ocasiones he hablado de plantas que no han sido especialmente valoradas en el ámbito medicinal, aún con principios y efectos demostrados, hoy trato de ésta que ha sido y es todo lo contrario: ha sido tan ampliamente conocida y utilizada que se aplica como remedio aún para cosas que no está demostrada su idoneidad y, aún más, se emplea como remedio sin tener en cuenta que sus efectos pueden ser demostradamente perjudiciales para la dolencia que se pretende tratar.
Hypericum perforatum |
El hipérico o yerba de San Juan pertenece a la familia de las de las Gutíferas o Hipericáceas, familia representada en España por un solo género, el Hypericum, integrado, eso sí, por más de una veintena especies.
Su nombre científico, Hypericum perforatum, deriva del griego hypér = sobre, por encima de, y eikon = imagen, figura, comparación; que viene a decir que está por encima de toda comparación o lo imaginable, por su gran reputación como planta medicinal. Su apellido, perforatum, se refiere a que sus hojas miradas a contraluz parecen estar agujereadas, como pinchadas por una aguja.
En cuanto a su nombre común es el mismo que el científico vulgarizado. Se asoció con pócimas y ungüentos y así se decía que era “planta de brujas” y “contra los fantasmas”, porque se creía que protegía contra los espíritus malignos que no podían soportar su olor parecido al del incienso, por eso se utilizó en personas poseídas y maníacas. También se le llama en muchas partes “hierba de San Juan” porque su floración coincide con esta fecha de innumerables celebraciones y rituales mágicos.
Si bien la planta ha sido utilizada desde tiempos inmemoriales tanto por sus utilidades médicas como mágicas, hasta el punto que tanto las unas como las otras se han mezclado, en este artículo interesan más sus propiedades terapéuticas, aunque, como digo, en ocasiones son difíciles de separar:
Parte utilizada: Sumidades florales.
Indicaciones: Se le atribuyen innumerables propiedades por ejemplo como antidepresivo y sedante nervioso. También para consolidar heridas y ulceraciones, además de otros beneficios para la piel.
Uso: En infusión, 40 gramos por litro de agua, un par de tacitas al día. Macerando 100 gramos de planta en un litro de aceite durante cuarenta días para usar al exterior. Macerando durante un par de semanas 15 gramos de planta por cada litro de aguardiente y añadiendo un limón cortado en rodajas; se toma una copita después de las comidas.
Hoy se usa como sedante y ansiolítico en depresiones de carácter leve, así como cicatrizante e infecciones de la piel. También se han comprobado sus efectos contra algunos virus.
¡Atención: No debe combinarse con otros medicamentos! sobre todo con antiarrítmicos, anticoagulantes o anticonceptivos, ya que puede neutralizar sus efectos o, en otros casos, multiplicarlos.
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Flores de hipérico |
No se extiende mucho Pardo Sastrón sobre ella y apenas le da mayor importancia: “Hpericón. Abunda en los bordes de los campos, especialmente en la huerta.
Distínguense desde lejos sus grandes y abundantes flores amarillas.- Las hojas miradas al trasluz, parecen cubiertas de finas picaduras de alfiler.
Planta medicinal vulneraria (que cura heridas y llagas), que también se usa al interior como atemperante en algún pueblo”.
En el Bajo Aragón ha sido utilizada para “rebajar la sangre”, en cocimiento, por novenas, que parece ser que es a lo que se refería Pardo.
En cuanto a sus efectos médicos, utilizados desde la antigüedad, decía Dioscórides que “Tiene facultad de mover la orina, y aplicado por abaxo, provoca el menstruo. Bevido con vino, extermina las tertianas, y las quartanas. Su simiente bebida por una quarentena de dias, cura la sciatica: y las hojas con las simiente aplicadas en forma d’emplastro, sanan las quemaduras del fuego”.
Frutos de hipérico |
Y seguía comentando el Dr. Laguna: “El Hyperico es planta muy conocida por toda España, á do suelen llamarla comunmente Corançoncillo, por que haze las hojas á manera de coraçones pequeños. Llamase tambien Perforata por las boticas, á causa que sus hojas tienen infinitos agugeritos, por los quales se transluzen, como las telarañas. La qual señal tan notable, me espanto que ansi se le aya pasado por alto á Dioscorides. El Asciro y el Andosemo son especies de hyperico y tienen tambien horadadas las hojas, como con punticas de agujas. Empero distinguense facilmente, por aquellas differentias que les assigna Dioscorides. Tienen una señal commun todas ellas tres especies de plantas, que fregadas entro los dedos sus flores, juntamente con la simiente que esta embuelta en ellas, luego se convierten en cierto çumo sangriento: por donde cada una dellas propiamente se llama Androsemon en Griego, que es sangre humana….Preparase con las flores del legitimo Hyperico un azeyte admirable, para soldar las heridas frescas, y rectificar aquellas de la cabeça, y guardarlas de corruption. De mas desto, tiene gran facultad de confortar los nervios debilitados, y sanar las quemaduras del fuego. El qual ansi bevido, como aplicado, provoca potentemente la orina…”
Si decía Laguna que el nombre de corazoncillo lo recibía por forma de las hojas, otros dicen que es por la forma de las cápsulas que contienen los frutos.
En cualquier caso, hay que tener en cuenta que es una planta que hay que tratar con precauciones.
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Bibliografía:
Obras consultadas
- Dioscórides Anazarbeo, Pedacio. “Acerca de la materia medicinal, y de los
venenos mortíferos”, traducido por el Dr. Andrés Laguna (S.XVI).
- Pardo Sastrón, José: “Catálogo o enumeración de las Plantas de Torrecilla de
Alcañiz…”. Zaragoza, 1895.
- Peris, Stübing & Romo, A.: Plantas medicinales de la Península Ibérica e Islas
Baleares. Madrid, 2001.
- Sáenz Guallar, Fco. Javier: “Plantas medicinales del Bajo Aragón”. CESBA, 1982.