El día 26 de Enero de 1809 Alcañiz había pasado a manos francesas, tras duros enfrentamientos y alto coste de pérdidas humanas. Tras la toma, las tropas francesas habían llevado a cabo toda suerte de robos, atracos, violaciones y tropelías.
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| Goya: "Los desastres de la guerra" |
“Siendo Valdealgorfa Barrio de Alcañiz, y habiendose distinguido mucho en la defensa de la ciudad, luego que se supo la entrada de los Franceses en ella, y que habían pasado a degüello á quantos encontraron, se rezeló que la misma suerte sufriría Valdealgorfa; por cuyo motivo estimulé a que se ausentasen todos, y proporcioné parage y medios para poder verificar la emigración al inmenso gentío que se hallaba á la sazón en mi casa… A mi coadjutor le hize ir a pasar la noche en el huerto que tenia fuera del pueblo, á donde havia mandado que le llevasen unos colchones; y yo me quedé solo con un criado, que paseándose hasta la entrada de la población toda la noche, estaba encargado de avisarme qualquier rumor que percibiera, por si podia con razones y con la persuasión preservar al pueblo de la ruina qué amenazaba. No llegó este caso, porque los Franceses, aunque hasta media legua del pueblo, fueron persiguiendo el quartel general de D. Pedro Elola, retrocedieron á Alcañiz, y habiéndoles dado el día siguiente las raciones que pidieron, todo se tranquilizo” (1).
Unos días después Valdealgorfa es ocupada también por los ejércitos napoleónicos. Las tropas son ubicadas en las casas consistoriales y en el convento, que es ocupado por un destacamento francés de 700 polacos al mando del teniente coronel Regulski, sirviéndoles de cuartel por espacio de un año (2).
El 21 de febrero de 1809 había concluido el segundo sitio de Zaragoza con la toma de la ciudad por las tropas francesas, con los resultados por todos conocidos. El dominio francés se consolida en todo el Valle del Ebro.
En el mes de mayo, desde Tortosa, el general Joaquín Blake, dispone entrar en Aragón con intención de recuperar Zaragoza, para lo cual ordena al Marqués de Lazán, Luis Rebolledo de Palafox y Melci, hermano del general Palafox, reunir diferentes secciones que se encontraban en la línea del Algas, mientras él mismo se dirige hacia el Bajo Aragón por Morella. Reunidas todas las tropas en Monroyo, el ejército de Aragón y Valencia quedó integrado por 8500 infantes, 500 jinetes y una veintena de piezas de artillería. El general dispone la marcha hacia Alcañiz el día 17 y, el 18, a la vista del ejército, las tropas francesas del general Laval se retiran precipitadamente de Alcañiz y Valdealgorfa (3).
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| Monolito Conmemorativo en Alcañiz |
El día 18 de mayo, el ejército, acampado en la ermita de Fórnoles partió hacia Alcañiz a las dos de la mañana, de manera que a las seis se encontraba frente a Valdealgorfa. “en este había una corta división de Franceses, los [que] seguramente no esperaban tan pronto nuestra llegada, y asi habiendole disparado unos pocos cañonazos y amenazandoles por varios puntos se pusieron en fuga vergonzosamente habiendoles perseguido algun tanto los nuestros. Los cañonazos de Valdealgorfa avisaron á los Franceses de Alcañiz, de nuestra proximidad, y así por estos, como por algunas divisiones de nuestro exercito que caminaban á flanquearles la posición de Alcañiz desampararon este Pueblo con precipitación, antes de nuestra llegada á él con lo que no se pudo alcanzarles en su fuga ni acusarles mas daño que el de algunos muertos y prisioneros. El General en Jefe con la noticia de que los Franceses habian evacuado á Alcañiz dispuso la entrada en esta Ciudad con todo el Estado Mayor y todo el Exercito, el qual desde luego tomo posicion en sus inmediaciones, entretanto que los Franceses seguían su retirada por Samper de Calanda á Zaragoza”.
Tal como relata el autor, “es imponderable la alegría y entusiasmo que causo a los habitantes de Alcañiz la vista de nuestro ejército con el que se creian ya redimidos de todas la vejaciones que hasta aquella epoca habían sufrido”. Las muestras de agradecimiento fueron manifiestas “tanto en Alcañiz como en todos los pueblos de aquellas cercanías de manera que nada le falto á este [ejército] desde su entrada en Alcañiz”. Valdealgorfa, como Alcañiz, quedaría libre de franceses hasta el mes de junio siguiente.
Los franceses se retiraron en su huida hasta Samper de Calanda y el día 22 habían reconcentrado sus tropas con el ánimo de contraatacar a las fuerzas de Alcañiz, acción que se comenzó el 23 a las siete de la mañana. Los franceses concentraron su ataque hacia la posición de Ntra. Sra. de Pueyos, pero fueron rechazados en varias ocasiones. La batalla duró hasta las dos de la tarde “quedando los enemigos enteramente destrozados y en una completa inacción en toda la tarde de aquel día, hasta que habiendo llegado la noche se retiraron con todas sus fuerzas hacia Zaragoza, dexando tendidos en el campo de batalla sobre 500 hombres y graduandose su perdida total entre muertos, heridos y prisioneros en 2000 hombres; no llegando la nuestra á 300 en todo”.
Pero, si no hay mal que cien años dure, tampoco hay bien que lo haga. Tras recorrer todo el Bajo Aragón y tomar posiciones en la línea del Huerva hacia Zaragoza, las tropas de Blake fueron derrotadas en María de Huerva (15-VI) y en Belchite (18-VI) por las tropas francesas del mariscal Suchet, retirándose el ejército disperso hacia Cataluña, tras la línea del Algas, hacia Valencia, siendo perseguidos hasta Morella, y hacia Teruel y Albarracín.
Los franceses volvían a ser dueños de Valdealgorfa y de todo el Bajo Aragón.
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(1) Carta del Dr. Dn. Ramón Segura a los señores curas del arzobispado de Zaragoza. Bañeres, imprenta de J.M. Dossun. 1819.
(2) Archivo Municipal de Valdealgorfa. Resgistro de Estadística (notas de Joaquín Escorihuela, secretario)
(3) Escritos del Marques de Lazán, sobre la segunda y tercera campaña de 1808 y 1809, pág. 30. DARA (Documentos y Archivos de Aragón); http://dara.aragon.es.
