Halda: Regazo, enfaldo de la saya y también, parte del cuerpo donde se forma. Es forma habitual en nuestras tierras y que, en otros momentos, el diccionario ha considerado como un regionalismo. De etimología incierta, dice que quizá proceda del franco falda = pliegue.
Hartallá: Hartazgo, comilona excesiva. Es palabra que deriva del latín fartus = henchido, pleno, relleno. Esta etimología es tan cierta como que, en la mayoría de las ocasiones, todavía se dice fartallá.
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Higa / Higote |
Hombría: Umbría, zona opuesta al carasol o solana. Cito esta palabra porque llama mucho a confusión. Su origen está en el latín umbra = sombra, en este caso por asimilación con hombría, de hombre.
Honda: Tirachinas, tirador, gomera. Como se dice aquí una honda es un tirachinas. Dice el diccionario que se usa este término en Argentina y Uruguay, pero, como se ve, también aquí. Su etimología latina, de funda = bolsa (instrumento de cáñamo, esparto, lana u otra materia semejante para tirar piedras), término adaptado por asimilación de la funcionalidad.
Hongaro: De aspecto desastrado y sucio. Como en otras partes, es palabra, hoy en desuso, que era utilizada para nombrar a los gitanos o húngaros porque mayoritariamente procedían de ese país. El aspecto desaseado que presentaban cuando, en su vagar, pernoctaban algún día en el pueblo, hizo que se identificaran los unos a los otros.
Hueco (Aire): Aire caliente de invierno. Derivado del latín occare, de occa = mazo o rastrillo para deshacer terrones. En este caso se le llama así por no contener lo que de él se espera, frío, como es propio del aire en invierno.
Huega |
Impelte, inpelte: Empeltre, variedad de oliva propia del lugar. En el siglo XVII llamados olivos injertos. Es palabra que procede del catalán empelt, de empeltar = injertar, y éste del latín in = en, y pellis = piel, corteza.
Inclina (Mala): Mala idea, tendencia o intención, inquina. Dice el diccionario que tal vez proceda del cultismo inquinar, del latín inquinare = manchar, ensuciar, en este caso con influencia de inclinar.
Inclusa: Enclusa, especie de yunque que, clavado en el suelo, sirve de apoyo para repicar la dalla. Del latín incuso, -ūdis, a través del latín vulgar incudinem, de cudo = batir, forjar, influido por include = encastar, empotrar; tal vez porque el yunque iba empotrado en la zueca o soporte de madera de la base.
Indizcar: Molestar, pinchar, malmeter, fastidiar, azuzar, inducir a la pendencia, enguizgar. De en- y guizgar, siendo este último de etimología controvertida, siendo para unos una voz onomatopéyica,*gizk- = azuzar, aguijonear, y para otros un derivado de la forma verbal latina inviticare, de invitare = exhortar, animar.
Infestarse: Infectarse. Llenarse algo de bichos perjudiciales. Pero, en este caso, no deriva del latín infestare, de infesto = infestar, inficionar, dañar, sino de inficere, de inficio = emponzoñar, corromper; confundidos, eso sí, por su parecido fonético.
Insundias: Enjundias. Gordura o grasa de los animales. Del latín axungia = unto, grasa o gordura de cualquier animal.
Inte (En el): En el momento, al instante. Mientras tanto. Dicen que podría ser un apócope de instante, de tal forma que “en el inte” significaría en el instante justo, oportuno o propicio. Proviene del verbo latino instare, de insto = estar encima, estar cercano, próximo, ser inminente, apremiar; de aquí se formó la expresión latina “tempus instans” y de donde, por omisión de tempus, pasó a significar breve momento de ahora mismo, en este instante.
Invite: Convite. Convite e invite vienen a ser lo mismo pero aquí el más corriente es invite. En este caso, nos conviene más hacerlo proceder directamente del latín invitāre, de invito = llamar, convidar solicitar, exhortar, animar, etc., que del medieval convitare, que dio convit en catalán.
Irresoluto: Descarado. Indomable. Dice la Real Academia que esta palabra se aplica a una persona poco resuelta o poco decidida pero aquí es todo lo contrario. Viene de latín irresolutus = tirante, que no ha sido aflojado.
Istentino: Intestino. Esta palabra la traigo aquí más por curiosidad que por otra cosa; más que nada porque hay quien piensa que este tipo de deformaciones lingüísticas dan lugar a palabras particulares, aunque son dislexias que algunos interpretan como regionalismos. Intestino, que es como debe decirse, viene del latín intestinus = interior, interno, de adentro.
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