El artículo que hoy me ocupa versa sobre la famosa y célebre historia, en su tiempo, del Dr. D. Ramón Segura, “el cura de Valdealgorfa” como todo el mundo le conocía.
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Fray Miguel de Santander |
El Arzobispo titular de Zaragoza residía por entonces en Madrid, ocupando la sede zaragozana el obispo auxiliar Fray Miguel de Santander. El destino quiso que el cura Segura coincidiera con él en uno de sus desplazamientos a la capital para predicar en el convento de monjas capuchinas de aquella ciudad.
Fray Miguel de Santander, visitador por sus funciones de la diócesis, se encontraba de viaje por ella cuando acaecieron los sucesos del Dos de Mayo y, aconsejado por el arzobispo zaragozano y partidario de Godoy, ante el cariz que tomaban los acontecimientos, le aconsejó no regresar a Zaragoza sino que se dirigió a la Tierra Baja, donde fue recibido en Valdealgorfa por el Dr. Segura, con quien trabó estrecha amistad.
A su llegada y establecimiento en el pueblo se corrió el bulo de que había traído consigo varios cofres de oro remitidos por Godoy y que, a la sazón, tenía oculto nuestro cura en su casa de Valdealgorfa. Este hecho fue el que proporcionó a los dos religiosos la fama de afrancesados que les perseguiría durante toda su vida.