Nada más a propósito en estos días que hablar de aquellos temas y aspectos relacionados con la festividad de Todos los Santos y las Ánimas y, entre ellos, de cementerios y enterramientos.
La palabra cementerio, en cuanto a su etimología, viene del latín tardío coemeterium, que significa lo mismo, palabra documentada ya hacia 1220-50; a su vez, el nombre latino procede del griego koimeterion que quiere decir dormitorio, lugar de descanso; derivado de koimao, poner en el lecho, acostar.
A pesar de que conocemos la existencia de que en nuestro pueblo había población estable hace más de dos mil años, no tenemos noticias ni conocimiento de necrópolis, lugares de enterramiento, ni restos relacionados con ellos.
Sólo la noticia de un par de tumbas formadas por lajas de piedra que aparecieron en un ribazo del Gardén en los años sesenta, nos llevaría a situar lugares de inhumación en esta partida en tiempos altomedievales.