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jueves, 31 de marzo de 2022

Ovnis sobre Valdealgorfa: ¿Una historia olvidada?

 

“Soñé que me levantaba de la cama y que para conocer la hora en que me hallaba, salí al mirador creyendo ver ya el nuevo día como así sucedió, pues la luz principiaba á tenderse por la campiña; elevé la vista al horizonte, y quedé sorprendido al ver una campana como de unas ocho arrobas de peso suspendida en la atmósfera, teniendo en su cuerpo tres agujeros completamente redondos de unas
doce pulgadas de circunferencia. Absorto contemplaba tamaño fenómeno, admirado como se mantenía en el aire, cuando principia á voltear como lo hacen las de los campanarios en días festivos, pero sin dejarse oir sonido alguno; y pasados unos dos minutos, fué elevándose hasta desaparecer dejándome aterrado”.

Expediente desclasificado

De esta manera relataba Lorenzo Grafulla, veterinario de Valderrobres, un “ensueño” que había tenido el tío Silverio, guía de los botánicos Loscos y Pardo por los puertos de Beceite, el día 27 de junio de 1857, cuando se encontraban herborizando en Fredes. 

Historias sobre OVNI’s y sus pasajeros han sido relativamente frecuentes durante todos los tiempos y todas las culturas: visiones de dioses, ángeles o humanoides, extraños objetos brillantes suspendidos en el cielo, sueños de escaleras por las que suben y bajan criaturas celestiales, abducciones de personajes que son arrebatados a los cielos por carros de fuego, etc., etc.

Los mismos fenómenos han sucedido en nuestro país durante siglos, aunque fue precisamente en el siglo XX cuando surgieron avistamientos ingentes de estos, la mayoría de las veces definidos como extrañas luces en el cielo de comportamientos erráticos. En cuanto a la forma de los objetos tampoco hay uniformidad en los informes pues pueden ser trapezoidales, triangulares, circulares o esféricos, forma de campana o taza invertida, lenticulares, discoidales…

Y es que, sin dudarlo, 1975 fue el gran año de los ovnis en España. Más de un centenar de avistamientos fueron hechos en nuestro país, entre ellos, 4 en Aragón, dos de ellos en Zaragoza, uno en el Burgo de Ebro y el nuestro de Valdealgorfa.

Por otra parte, en 1991 se inició un proceso de desclasificación de expedientes OVNI recogidos por el Ejército del Aire, consultables desde 1992, con lo que el asunto pasó por otro momento de “gloria”.

En nuestro pueblo, aparte del fenómeno que dio lugar al romance de “La sierpe de Valdealgorfa, sin duda un huracán, según registran los documentos municipales de la época, no ha habido, que yo sepa, otro caso como el que referiré a continuación ocurrido en 1975:

10 Septiembre 1975
OVNI sobre Valdealgorfa.

     Era el Día de los Quintos de las Fiestas de Septiembre de Valdealgorfa del año 1975.

     A José Merino y a su compañero Antonio Esteban(1) les tocaba estar de guardia, durante el turno de noche, en la fábrica de arcillas refractarias Churruca S.A., ubicada en Val de la Reguera, donde trabajaban.

     A eso de poco más de media noche, a unos 200 m. de donde se encontraban, vieron un potente destello que surgía de una especie de artefacto situado entre la carretera y la estación. El objeto de forma cilíndrica desprendía una fuerte luz blanca y emitía rayos laterales, a modo de patas en ambos lados. Por la parte de arriba salían una especie de rayos de colores, ellos dijeron que eran tres, que irradiaban destellos rojos, amarillos y verdes, giraban alrededor del aparato y regresaban a sus posiciones iniciales.

Vista general del lugar de los hechos

     Durante un tiempo indeterminado que les pareció interminable, la luz permaneció estática en el mismo lugar con cortos desplazamientos a los lados. Al rato, el objeto se desplazó en dirección a la fábrica y comenzó a acercarse hacia la posición que ocupaban. El instinto y la soledad, pues no había nadie más en ese turno, les llevó a protegerse en la oscuridad y se escondieron detrás de un coscojo que había en un ribazo entre los bancales y el cabezo próximo.

     El artefacto continuó moviéndose hacia el Oeste y aproximándose a tierra, hasta que quedó estático en Val de Los, sobre un bancal de oliveras, a una distancia como de un kilómetro de donde se encontraban, entre el cementerio y la tejería, según calcularon. 

     Al dejar de sentirse amenazados y ante la necesidad de controlar la temperatura del horno de la fábrica, José y Antonio decidieron volver al trabajo aunque siempre expectantes y vigilantes por si “aquello” volvía a aproximarse. 

     Al cabo de un rato, el objeto volvió a moverse de un lado para otro y volvía hacia ellos. Al llegar al lugar donde lo habían visto por primera vez, el aparato continuó con sus maniobras erráticas como al principio. Expectantes, subieron por la escalera exterior del horno hasta la parte superior, unos 10 m. de altura, para poder observarlo mejor.

    Transcurrió otro rato interminable, como un par de horas más y, de pronto, la luz que emitía el artefacto aumentó de intensidad. A ellos les dio la sensación que aquél artilugio aumentaba de tamaño, ascendió, y en un instante, como un rayo de luz, desapareció en dirección Este.
     Serían sobre las cuatro de la madrugada.

Los reparos a la hora de referir estas historias por sus protagonistas son evidentes, y si en la primera el tío Silverio se ocultaba tras la pantalla de un mal sueño, nuestros vecinos lo hicieron tras su silencio.

El momento del suceso y la malicia del vulgo atribuyó esta vivencia a los excesos de las fiestas. 

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(1) Sirva este artículo como recuerdo a Antonio, fallecido el 19 de febrero de 2022.