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jueves, 1 de julio de 2021

Plantas medicinales de nuestro entorno: la malva, “quasi” panacea universal


Llegamos a una de las plantas más conocidas y abundantes de nuestros pueblos y lugares más antropizados: la malva.

Malva silvestre
La malva, que con su nombre representa a toda una familia de plantas, no necesita presentación pues prácticamente todo el mundo la conoce. Su nombre científico, que coincide con el vulgar, proviene de su nombre latino y dicen que éste lo hace del griego malakós = blando, tierno, suave; haciendo referencia a que las malvas, usadas en cataplasma, son emolientes.

El género está representado por cinco especies, cuatro de ellas muy similares, que el vulgo confunde y utiliza de la misma manera. 

Ha sido una de las plantas más tempranamente y ampliamente utilizada en la medicina ortodoxa y en la popular:

     Parte utilizada: Partes tiernas de la planta, hojas y sumidades florales.
     Indicaciones: Ablanda forúnculos y relaja inflamaciones. Regulariza la función intestinal. Útil contra enfermedades respiratorias, faringitis, ronquera, anticatarral, pectoral, ablanda la tos. Laxante suave y protectora de la piel y las mucosas.
     Uso: Toda la planta en forma de cataplasmas como emoliente. Decocción durante 20 minutos de 30 gramos de flores y hojas por litro de agua, tres tazas al día. En infusión, dos cucharaditas por taza.

Los niños comíamos sus frutos carnosos y tiernos a los que llamábamos “quesetes”, sin duda por su forma.

Nuestro botánico local, Pardo Sastrón, decía a propósito de Malva rotundifolia L.: “Confúndese esta especie con la anterior y aun con las dos siguientes que son menos comunes, usándolas todas indistintamente (las hojas) para confeccionar cataplasmas emolientes, con el nombre genérico de Malvas. También usan las flores en tisanas etc.

En el Bajo Aragón se ha venido utilizando en cataplasmas tanto para quemaduras y heridas como para inflamaciones y contusiones. También para el tratamiento de granos y forúnculos infectados, además de tomarse contra enfriamientos y catarros.

Flores de malva silvestre
Uso más amplio todavía tiene en el pirineo aragonés donde ha sido utilizada, externamente, como remedio para curar llagas y heridas, antiinflamatorio, anticatarral, antihemorroidal, contra abscesos y forúnculos, en afecciones bucales, oculares y de la piel, dolores reumáticos y uñeros. En uso interno se ha empleado en multitud de remedios: febrífugo, úlceras gástricas, tónico digestivo, problemas intestinales y como laxante; antiinflamatorio y emoliente; afecciones respiratorias, como pectoral, contra la tos y el asma.

También debe reseñarse la parte mágica, pues, como es de rigor, para multiplicar sus efectos, debe recogerse en el día de San Juan o de San Pedro, antes de amanecer.

Refiriéndonos a su historia debo referir que en siglos anteriores a nuestra Era ya era utilizada cocida como alimento y el Dr. Laguna citando a Dioscórides, decía: “Tenemos dos especies de malvas una domestica, y otra salvaje: de las quales para comer es mejor la domestica, dado que offende al estomago. Molifica esta el vientre, y pricipalmente sus tallos: de mas desto, es util á las tripas, y á la vexiga. Sus hojas crudas maxacadas con un poco de sal, y aplicadas con miel, sanan las fistolas de los lagrimales: empero quando ya se siente venir el cuero, conviene administrarlas sin sal. Sirve asi mesmo contra las puncturas de las abejas, y abispas: el aguijón de las quales no empece á los que se hovieren untado con malvas crudas, y en azeyte deshechas. Aplicadas con orina, curan las llagas manantias de la cabeça, y la caspa. Las hojas cozidas, y majadas con azeyte, utilmente se aplican contra las quemaduras, y contra el fuego de Sant Anton. Su cozimiento ablanda los lugares secretos de las mugeres, si se sientan sobre el. Echado con xeringa, ó clyster, sirve á las mordicationes de la vexiga, de las tripas, de la madre, y del siesso. El caldo de la malva con sus rayzes cozida, es util contra todo venero mortifero, con tal que le gomiten luego en beviendole. Es tambien singular remedio contra las mordeduras de los Phalangios, y acrecienta la leche. Su simente mezclada con la del loto silvestre, y bebida con vino, mitiga el dolor de la vexiga”.

Frutillos de la malva

Y comentaba: “…Tiene toda malva virtud de resolver, y molificar, sin frialdad manifiesta, y antes con un calor tibio. Su cozimiento bevido, tiempla maravillosamente el ardor de la orina, y mitiga mas que otra cosa ninguna las excoriationes de la vexiga y de los riñones: empero relaxa mucho el estomago, y corrompe la digestion. Bevido con miel, ablanda los pulmones, y el pecho, y adelgaza las asperezas de la garganta. Es la humidad de las malvas blandamente viscosa y tenaz, pordonde conviene mucho en los emplastros que mitigan dolor. No solamente nos es util con estas virtudes tan insignes la malva, empero sirvenos tambien de relox, bolviendo siempre al derredor, según el movimiento del Sol, sus hojas, para que aun en tiempos nubilosos y turbulentos, tengamos cuenta con las horas del dia, y no las perdamos en balde”.

Como remedio antiguo, se decía en el Tesoro de Pobres allá por el siglo XIII: 
     Como sanarás de las enfermedades de los ojos.
…Iten dice este Maestro [Avicena] que tomes las hojas de las malvas campesinas, y pícalas con un poco de sal, y ponlo en las ojos, y sanarán de la fistola…” 
     Para sanar la rosa de la cara, ó el empeyne, ó otra mancilla.
…Iten, dice Maestro Rogero, que tomes la paja del ordio, y de la avena, quémala hazla polvos, y toma las hojas de las malvas, y de alosna, y mójalo todo en uno, y unta con esto la rosa, y deshacerlaha".

Tantas propiedades llevaba a Pío Font Quer a citar, en su “Dioscórides renovado”, aquellos dos refranes: “Con un huerto y un malvar hay medicinas para un hogar”; y el otro, “Con un pozo y un malvar, boticario de un lugar”. 

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Bibliografía

Obras consultadas:

- Dioscórides Anazarbeo, Pedacio. “Acerca de la materia medicinal, y de los venenos mortíferos”, traducido por el Dr. Andrés Laguna (S.XVI).

- Font Quer, Pío: “Plantas medicinales. El Dioscórides renovado”. Barcelona, 2007.

- Pardo Sastrón, José: “Catálogo o enumeración de las Plantas de Torrecilla de Alcañiz…”. Zaragoza, 1895.

- Peris, Stübing & Romo, A.: Plantas medicinales de la Península Ibérica e Islas Baleares. Madrid, 2001.

- Sáenz Guallar, Fco. Javier: “Plantas medicinales del Bajo Aragón”. CESBA, 1982.

- Tesoro de Pobres.- Compuesto por el Maestro Julián y recopilado de varios autores: S. XIII. Pedro Escuer. Barcelona, S. XVII.