Como es conocido, D. José Pardo Sastrón presentó allá por el año 1899 el catálogo de plantas de Valdealgorfa que, como hoy se sabe, no representa la situación real de la flora de nuestro término en aquel momento sino una aproximación a la misma y, para interpretarlo correctamente, deben tenerse en cuenta algunas consideraciones.
Hace ya tiempo, estando en el intento de realizar un catálogo actualizado de la flora del territorio, se me dio la oportunidad de publicar un estudio que trató sobre la enumeración, descripción y puesta al día del “Catálogo de plantas de Torrecilla de Alcañiz” y el apéndice al mismo de los “datos que podrían servir para escribir el catálogo de plantas de Valdealgorfa”, publicaciones realizadas por D. José Pardo Sastrón, ya en un momento avanzado de su vida. Consecuencia de este estudio fue la publicación del libro “Flora silvestre de Torrecilla de Alcañiz y Valdealgorfa”, editado en el año 2015.
Dejando aparte las plantas cultivadas, en un principio me llamó la atención que, siendo tan exacto como era el catálogo de Torrecilla de Alcañiz, no lo fuera tanto en el caso del de Valdealgorfa. Y lo digo porque algo más del 10% de las plantas indicadas para Valdealgorfa, yo no había tenido la suerte de verlas durante los diez o quince años que llevaba ya estudiando la flora del término municipal. Curiosamente, en las dos primeras salidas por el término de Torrecilla, pude descubrir una treintena de plantas que hasta entonces no había visto en Valdealgorfa pero que figuraban en el catálogo de Pardo. ¿Por qué?… ¿casualidad?
Intentando encontrar una explicación lógica conseguí llegar a algunas conclusiones, aunque hubiese sido suficiente con leer atentamente las palabras de su autor porque, las respuestas las daba él mismo en la introducción al mencionado catálogo.
En primer lugar, como ya indica en el título su autor, se trata de los “datos que podrían servir para escribir” y esto es precisamente lo que es, una serie de datos que, debidamente tratados e interpretados pueden servir para confeccionar un catálogo real, pero en ningún momento dice que lo sea al elaborarlo.
Continua diciendo Pardo: “Habrá seguramente algunas plantas que, por falta de tiempo, no he podido ver en Valdealgorfa, y tampoco he aprendido aún los nombres de muchas localidades del término de esta población”.
Y, como digo, continuaba teniendo razón. Veamos:
- Nuestro botánico tenía 77 años cuando la Sociedad de Historia Natural de España, de la cual le habían hecho socio al crearse la sección de Zaragoza en 1898, le pidió que diera noticia de la vegetación del término de Valdealgorfa, tarea que aceptó e iba realizando en sus tardes libres por los alrededores del pueblo. En algunas ocasiones, en razón a las distancias, se vio obligado a realizar algunos desplazamientos más largos pero esporádicos y... claro, los años no pasaban en balde.
- Pardo conoció el término de Valdealgorfa por obligación y no por devoción. El desconocimiento de algunos topónimos muy característicos es evidente. Como él mismo reconoce, en el mes de octubre de 1899 estuvo por “Val de Maella, Cañamases, Escrivana, a sitios donde nunca había estado, aprovechando las tibias tardes de este otoño”. Considerar que estos lugares no distan más de 4 km. de la localidad.
- Además, difícilmente puede realizarse un trabajo de tal calibre en ¡solamente un año! desde su comienzo hasta su publicación.
A nadie engañaba Pardo pues, en carta al padre Longinos Navás el 22 de mayo de 1899, decía: “El catálogo de Valdealgorfa será forzosamente muy incompleto y así deberá advertirse desde el principio. Sobre esa base podré hacerlo de memoria, si Dios me concede tiempo; pero mientras pueda, podrá publicarse algún suplemento. Estaba yo muy lejos de pensar en este Catálogo y por eso, aunque tengo poco visto este término y no he tomado notas con ese fin; pero se hará lo que se pueda; aunque creo que siempre será algo menos imperfecto, si dejamos pasar el verano”.
Así, Pardo Sastrón, determinó gran parte de plantas del catálogo de Valdealgorfa “de memoria”, teniendo en cuenta las características físicas del terreno, humedad/sequedad y la proximidad de los términos municipales de Torrecilla y Valdealgorfa. Reflejó como base, en los datos del catálogo, aquellas plantas que con mayor probabilidad podían estar en Valdealgorfa. Eso sí relacionó en anexo aparte aquellas que no había encontrado en Torrecilla. Y... como las consideró plantas muy escasas o raras, las acompañó de la correspondiente “localidad” o lugar donde las localizó.
En fin, con las debidas precauciones, una base magnífica que me ha llevado a realizar un nuevo y actualizado estudio que titulo “Atlas de la flora silvestre de Valdealgorfa”, ya editado y de próximo lanzamiento.
Gracias, D. José.
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