La aliaga (Genista scorpius), que con el romero y el coscojo es planta omnipresente en todos nuestros montes, pertenece a familia de las leguminosas, ampliamente representada en nuestro término municipal por 21 géneros y 53 especies.
Dicen que su apellido, viene del latín scorpius, escorpión, queriendo probablemente asemejar los dolorosos pinchazos que producen sus espinas con la picadura de ese animal y, al igual que este, su óptimo lo encuentra en terrenos áridos y pedregosos.
Es un arbusto de largas, agudas y punzantes espinas, muy ramificado, que puede alcanzar los dos metros de altura. Tiene muy pocas hojas, simples, sin pelos por el haz o con pelos dispersos por el haz y por el envés. Es una de las plantas de floración más temprana y sus flores, muy llamativas, de color amarillo, están formadas por cinco pétalos: uno superior muy desarrollado llamado estandarte, dos laterales o alas y dos inferiores, en general soldados, que forman la quilla. Esta disposición es típica de las flores denominadas papilionáceas por su forma amariposada. Su fruto es una legumbre, alargada u oblonga, como las judías o las lentejas, formada por una vaina exterior, aplanada, que contiene de 1 a 7 semillas.
En nuestro pueblo, al igual que en otras partes, esta planta no ha sido muy utilizada en medicina popular a pesar de ser, cardiotónica, diurética, vasoconstrictora, hipertensora, depurativa, purgante y vomitiva. La toxicidad de sus semillas hace que deba ser utilizada con precaución.
Tradicionalmente ha tenido los siguientes usos:
- Planta por excelencia para encender hogueras.
- En la matanza del cerdo, profusamente empleada para socarrar los pelos del tocino.
- Combustible de hornos de carga.
- Hasta principios del siglo pasado con ella se hacían “hormigueros", que consistían en montones de aliagas cubiertas con tierra que se quemaban en los campos a fuego lento, sin llama. Con la ceniza se conseguía el abonado y ahuecado de la tierra.
- Para deshollinar las chimeneas, arrastrando la aliaga por el interior, tirando de una cuerda atada al tallo.
- Para proteger los corrales de alimañas, colocándolas en lo alto de bardizas y tapias.
- Como filtro en las rebalsas para impedir el paso de las impurezas arrastradas por el agua de lluvia de las agüeras, antes de depositarse en balsas y basurros.
- Un uso generalizado, aunque marginal aquí, era teñir de amarillo paños de lana con sus flores.
El abandono de usos tradicionales, descenso de ganadería y la despoblación rural ha provocado que en los últimos tiempos sea una especie en expansión.
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