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sábado, 9 de septiembre de 2017

La olivera


Si…, si…, voy a tratar de la olivera, porque de sus frutos y las cualidades de su aceite se ha escrito tanto que no creo que pueda aportarse nada nuevo.

Olivera (Olea europaea L.)
El olivo, nuestra olivera, ha sido una planta sagrada, estimada y apreciada desde tiempos inmemoriales. Prácticamente todas las civilizaciones mediterráneas la incluyen en su mitología asociándola de una manera u otra a sus dioses, creencias y religiones, e interviene en las culturas como símbolo de inmortalidad, de paz, de prosperidad, de fuerza, sabiduría, victoria y otra serie interminable de atributos que ponen de manifiesto todas sus magníficas cualidades.

La olivera, Olea europaea L., como todo el mundo sabe, es un árbol muy longevo –puede vivir más de 1.500 años-, de hoja perenne, de hasta más de quince metros de altura, de tronco grueso y retorcido que, en estado silvestre, los bordizos, difícilmente pasan de ser arbustos. Las ramas son de corteza lisa, de color ceniciento, verde-grisáceo. Las hojas son lanceoladas, duras, coriáceas, de bordes enteros, de color verde oscuro por el haz y plateado por el envés. Las flores, el cadillo, son muy pequeñas, blanquecinas y nacen en ramilletes en las axilas de las hojas. Su fruto es la aceituna que, como es conocido, toma un color negro cuando madura.

A pesar de lo que parece, la olivera no soporta bien el frío, ya que no suele aguantar temperaturas inferiores a -10º, o de -5º cuando éstas son persistentes o el olivar es joven.

Su madera es dura y compacta, de mucha densidad, muy apreciada en ebanistería además de excelente combustible. La artesanía de madera de olivo, muy apreciada en la antigüedad, continua utilizándose hoy para la misma finalidad.

Las hojas que tienen interesantes y comprobadas virtudes medicinales, bajan la tensión, son diuréticas y dilatan los bronquios. Pueden recolectarse en cualquier época del año y dicen que se prefieren las de los bordizos a las de la olivera cultivada por ser más ricas en principios activos; y si no, las de los pollizos. Se conservan, una vez secas, sin cuidados especiales, en un lugar seco y sin humedades.

Pueden tomarse en infusión, 20 o 30 gramos por litro de agua, dos o tres tazas al día después de las comidas; o tomando un par de docenas de hojas se hierven durante quince minutos en un cuarto de litro de agua y se toma una taza en ayunas y otra antes de acostarse. El tratamiento se prolonga durante dos semanas, se descansa una y vuelve a repetirse el proceso todo el tiempo que se crea conveniente.

Pero veamos que decía del olivo el Dr. Andrés de Laguna allá por el siglo XVI:

Hallanse dos principales especies de Olivo: la una domestica, y la otra salvage. El Olivo domestico es planta muy conocida, y crece en infinitas partes, principalmente en regiones maritimas y calientes. El salvage…el qual es algun tanto espinoso, y harto menor que el domestico: tiene cortas la hojas, y produze menores las azeytunas, aun que mas sabrosas y mas abundantes. Porque ansi las plantas sylvestres, como las rusticas y campesinas mugeres, suelen ser mas fecundas que las urbanas: de donde consta, que el regalo y vicio comunmente engendra esterilidad. Y ansi vemos que los Principes y grandes Señores, criados en toda la delicadez del mundo…hazen muy pocos hijos, y essos flacos, tiernos, cuytadillos, y de muy corta vida…. Hazense tambien los Olivos esteriles, en siendo pacidos de cabras: y esto, según yo pienso, por el grande enojo que toman, de verse roydos de un animal tan sucio y hidiondo, maximamente ellos que compitieron siempre con el Laurel, y fueron consagrados a la diosa Minerva. Por esso quien quiere azeyte, no tenga cabras”(1).


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(1)  Pedazio Dioscórides Anazarbeo, acerca de la materia medicinal y de los venenos mortíferos. Traducido, ilustrado y comentado por el Doctor Andrés de Laguna, Libro I, pág. 91 (1555)