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sábado, 29 de julio de 2017

Un manual de agricultura del siglo XVII (1646)


Dedicaba un artículo anterior a comentar la personalidad de Gerónimo Ardid, valdealgorfano, que fue el único arbitrista, jurista y economista, que se preocupó y trató sobre asuntos agrícolas.
 
Parece ser que la obra, "RESTAURO DE LA AGRICULTURA Y DESTIERRO DEL OCIO", fue escrita en dos fases entre 1636 y 1646, editada con probabilidad en 1646, el mismo año de su muerte. El intetés por la agricultura “le venía a Ardid de mucho antes de su llegada a Zaragoza. Valdealgorfa se encontraba en una zona, la Tierra Baja, en la cual el olivar había hecho grandes avances durante la primera mitad del siglo XVII. Pero, y esto es lo importante, el foco de irradiación de la intensificación del plantío de olivares parece haber estado precisamente en Valdealgorfa"(1). Ciertamente el molino oleario había pasado durante el siglo XVI de disponer de una viga a seis, cuando en el resto del Bajo Aragón el olivar todavía estaba poco desarrollado.

Esta obra expone, desde el punto de vista del pensamiento del S. XVII, los males que aquejaban a la agricultura y la forma de remediarlos, problemas y soluciones que no dejan de sorprendernos hoy. Dice Ardid (entresaco lo que afectaría hoy a los cultivos de nuestros campos y actividades de los agricultores)(2):

En primero lugar, le doi por enemigos sabidos, y frecuentes, mas, que antes; las tempestades de aire, torbellinos, bochornos abrasantes; piedra; niebla; langosta, cuquillo, calaparillo; arañuela, ò rebolton, y otras diferentes especies de gusanos corrosivos, y nocivos. Dice que esto pasa por permiso del cielo porque en este tiempo se peca con más frecuencia; y por pagar mal los diezmos y primicias. Es que hazen, y dexan algunos por granzas, mucho grano envuelto, sin pagarla del; y no barriendo la era que tiene hoyos, ni el solar, en que la simiente queda, y no paga dello. Como soluciones: Para las tempestades, piedra, y gusano, ya està dicho, que se paguen bien decimas, y primicias: sin dexar los remedios, que la Santa Madre Iglesia tiene estatuidos; de esconjuros, campanas, sacar las Reliquias de los Santos, abrir el Sacrario, y acudir Eclesiasticos, y Seglares a rezar, y suplicar a Dios se aplaque. 

La mala eleccion del dueño en no aplicar a cada especie de tierra, lo que ella pide. Propone que se pruebe y plante lo más conveniente para cada clase de tierra. Expone lo fácil que es obtener olivos, que llama ingertos, para plantar asentando pedazos de zueca de olivo que producirán al cuarto o quinto año. Bien que essa plantacion no sufre vara, y menos ganado gruesso de bacas, ni menudo; y en particular cabrio; ni el coger antes de Enero; que como el refran dize, Se queda el azeite en el oliuo.

Los trabajadores, y juntas. Los trabajadores que no trabajan suficientes horas y las juntas porque llevan malos aparejos. Dice que el remedio vnico consiste; en que por Estatuto, ò lei universal, se trabaje de sol a sol, tassando por semanas los precios de juntas, y peones.

Sobrestantes y torreros, a los que pueden añadirse los criados, que trata en el capítulo siguiente y que, tal como dice, se refiere solo a los malos: Los malos Sobrestantes, y Torreros; estos trabajan como, y quando quieren, y se aprovechan de las juntas, y frutos a su voluntad. Propone que se trabaje por horas y mayor control del dueño. Y de los criados que se conducen para otro los dias que les parece; y luego de rebato, y con mal, donde dos, dà solo un sulco; lleua un cahiz de grano, vende las dos hanegas; siembra claro, y luego el achaque, que no se regò bien, que se elò estando en leche; todo es yerva mala, que señorea, y no se puede sacar con mucho gasto. Como remedio propone que no se pueda asentar criado, que sea por menos que año y se retenga la metad del salario, para que faltando, pueda con ello satisfacerse.

La impericia de Albeitares y Herradores. Que se busquen, y conduzgan con salario publico dos Albeitares, que solo atiendan a la curacion; y no ordenen, sino lo que en los libros de la Albeiteria se hallare, y se huviere practicado, y se ponga precio a las herraduras, con diferencia de las que se forjan aquí, y sus clavos, a las que se traen de afuera, que ai mucha; como tambien a los demas aparejos de labor, y pena al que enclavare; de la curacion, y tiempo que vacare: como la justicia, y razon lo dicta, y se haze en muchas partes.

Vagamundos, con exercicio de caracoleros, esparragueros, cogedores de roya, respigadores de mieses, recogedores de azeitunas, y racimos: cazadores de pajarillos, codornices, y tordas con arcabuz. Aqui sale un tropel de enemigos ordinarios; esquela del vicio, ocio y latrocinio. Por el caracol, deshaze aquel la pared, mota, barda; abre la cepa, ò caña del oliuo, ò arbol, que està ahujerada, y hueca. Por el esparrago rompe el pollo, y margen donde se cria mejor lo uno y otro. A título de respiga recoge la azeituna del olivar, aunque no se haya sacudido. Assegurandome, ai quien sin tener un olivo, ni aver comprado azeituna ha sacado mas de veinte arrobas de azeite. Sin que falten otros vagamundos que assi de arboles frutales, como de los olivos, astillan, cortan, y de los sotos cargan por parejo, como si fuessen bienes comunes por naturaleza. Y el cazador de pajarillos, de esplinque, costilla, y liga con alaica, despues de aver rompido la riba, ò suelo firme por sacarla, se haze dueño de la mejor fruta, y uba, y la hurta a su salvo. El de codornices, que por oficio con perro, y perdigones en los trigos anda; como tambien el de tordas en olivos, y otros arboles donde tiran; rompen, y trepan las ramillas, y sembrados; y en efecto causan daño considerable. El remedio, como dice, es dar por condenados, y punibles absolutamente, y arrancar de quajo estos tan perniciosos ministerios, y abusos: con penas pecuniarias, y aflictivas, a quien sin voluntad expressa del dueño entrare, y lo usare en heredad agena.

En cuanto sustituyamos la Iglesia por Hacienda, animales por tractores, sobrestantes por medieros y herradores por talleres, lo tendremos adaptado a nuestros días.

Los Vagamundos... sean sustituidos por quien cada uno quiera.

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(1) Peiró Arroyo, Antonio; en introduccion a las Obras económicas de Ardid, en http://ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/30/91/_ebook, de imprescindible consulta.
(2) Biblioteca Virtual del Derecho Aragonés. http://www.derechoaragones.es