Otra de las plantas olvidadas en nuestros tiempos y en nuestras tierras ha sido la sanguisorba o pimpinela (Sanguisorba minor spp), planta perteneciente a la familia de las Rosáceas, que pasa prácticamente desapercibida entre los herbazales de nuestros campos. Crece especialmente en los ribazos, bordes de caminos y lugares incultos. Florece de mayo a septiembre en ambientes abiertos y soleados.
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Flores de sanguisorba |
No tengo referencias de que el vulgo se haya referido a ellas con otro nombre que no sea el de pimpinela, nombre con que designaron a estas y otras plantas los botánicos del renacimiento. Lineo las denominó Poterium y este nombre se mantuvo hasta tiempos recientes.
Si Sanguisorba procede etimológicamente de sanguis –inis = sangre, y sorbere = sorber, absorber, de sorbeo; porque contiene o ataja la sangre debido a las propiedades hemostáticas de la planta, Pimpinella, lo hace del bajo latín pimpinella, derivado del latín vulgar pepo, -ĭnis = melón, pepino, porque su olor se asemeja al de estos frutos.
Es una planta bienal de tres o cuatro palmos de altura, de hojas compuestas con folíolos dentados. Las florecillas, que se apiñan en el extremo de los tallos, son de color verdoso o rojo. Los frutillos de esta planta son diminutos y secos, con superficie irregular.